Ela & Paleta

Carcajadas dulces: porque el helado es risa cremosita

Hay cosas que no necesitan explicación, como por qué el helado sabe mejor cuando lo compartes, o por qué una paleta de colores vibrantes puede arrancarte una sonrisa antes de tocar tu lengua. Nuestro postre predilecto vive una relación bastante obvia, pero impredecible y sorprendente, con la risa.

El helado y el humor tienen algo en común: son fugaces, dulces, y capaces de cambiarnos el día. Una cucharada de nuestro sabor favorito puede ser tan efectiva como un buen chiste contado en el momento justo, o como un abrazo directo al alma, o una buena noticia. Pues, en definitiva, apelan a lo más humano: el deseo de sentirnos bien, aunque sea por un instante.

Y si alguna vez has entrado en Ela & Paleta, descubrirás que quienes la habitan no son simples vendedores o trabajadores sin voluntad. Son alquimistas del ánimo. Con sus delantales y guantes manchados de felicidad y sus sonrisas entrenadas en el arte de preguntar “¿vas a querer cono o tarrina, o quizás thai?”. Nuestro personal tiene el carisma de quien sabe que está repartiendo alegría en porciones comestibles. Hay algo en su forma de hablar —ligera, chispeante, como si cada palabra viniera endulzada con la suave crema de un sabor ideal— que convierte la espera en parte del placer.

Ese flow divertido y jovial de las chicas y chicos de la casita rosada no se agota en la atención al cliente, pues les queda aún para transfigurarse en actores y actrices, comediantes, bailarines y anfitriones por excelencia de nuestra cuenta en redes sociales, pues se desdoblan para que cada reel, foto o promoción subvierta el verdadero espíritu de nuestra marca de helados, para que la alegría no se quede en nuestros muros de herrumbres azules, para que ese costumbrismo colorido y dulce atraviese las pantallas y lleve el entusiasmo por el helado a los más insospechados derroteros.

Con toda certeza podemos decirte que nuestro heladito no juzga. No pregunta por tus decisiones nutricionales ni por tus penas. Está ahí, frío y brillante, como un amigo que te anima, que te dice: “No importa lo que pasó hoy, aquí tienes una cucharada de tregua”. Y cuando se prueba, ay cuando esa crema helada se desliza por el paladar, algo, de repente, se desbloquea: el ceño se relaja, el corazón se ríe bajito o, de pronto, suelta una estridente carcajada.

Porque sí, el helado tiene sentido del humor y esa capacidad extraordinaria de arrancar la risa de rincones mustios y miradas tristes ¿quién más puede hacer que adultos respetables se manchen la nariz sin perder la dignidad? ¿qué otro alimento puede descubrirse en sabores de nombres extravagantes, coloridos imposibles y formatos cada vez más creativos?

Así que la próxima vez que necesites un poco de consuelo, o simplemente quieras celebrar que estás vivo, compartir una carcajada y levantar el ánimo y la voluntad, encuentra un refugio o un hogar en 9na entre F y G, en tu heladería de confianza que tienen nombre de niña y que pervive en la felicidad de sus moradores. No llegues por el azúcar, sino por el ritual, por la experiencia y el desparpajo; por el guiño cómplice entre nuestros heladitos y tu paladar, por esa risa que se esconde en cada sabor.

Y recuerda: la vida es más llevadera cuando se toma heladito de Ela & Paleta.

Sigue nuestra narrativa, aterradoramente divertida esta temporada quien sabe si desde la interfaz de una plataforma social (como Insta, Face, o Whatsapp) te saquemos un dulce susto o una tenebrosa carcajada; y visítanos este mes que te traemos sorpresas que se mecen entre el terror y las risas.

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